La Sunna es la fuente principal de nuestra vida religiosa. Es promovida y fomentada por el Corán: Él es Quien ha mandado a los iletrados un Mensajero que es uno de ellos; y que les recita Sus signos, los purifica y les enseña el Libro y la Sabiduría (62:2). Según la mayoría de los comentaristas coránicos y los Tradicionistas, la Sabiduría significa la Sunna. El Corán, al ser una exposición milagrosa, no contiene nada superfluo y no sobrepasa los límites apropiados. Siendo así que Sabiduría figura después de Libro, debería de ser algo diferente. El Libro es el Corán y la Sabiduría es la Sunna que muestra como el Corán ha de ser aplicado en nuestras vidas cotidianas.
El Corán ordena obediencia absoluta a los Mensajeros, ya que han sido enviados para guiar a la gente hacia la verdad en cada aspecto de sus vidas. Nuestra lealtad es para Allah, que ha enviado a Su Mensajero y nos ha dicho que le obedezcamos, no para aquel hombre personalmente: Y no hemos enviado a ningún Mensajero sino para que fuera obedecido con el permiso de Allah (4:64), y: ¡Vosotros que creéis! Obedeced a Allah y a Su mensajero y no os desentendáis de él (8:20).
La obediencia a Allah significa obediencia incondicional a lo revelado en el Corán. La obediencia al Mensajero significa seguir su modo de vida lo más cerca posible observando lo ordenado y lo prohibido tanto por el Corán como por el mensajero. La Sunna es un exhaustivo relato de su vida. Él dijo a su comunidad: “¡Cuidado! Me ha sido dado el Libro junto a algo semejante”.[1]
Según se menciona en 8:20, los musulmanes no han de apartarse del Mensajero. Por lo tanto, desobedecer, despreciar o criticar la Sunna equivale a cometer herejía o incluso apostasía. Muchos otros versículos hacen hincapié en la necesidad de seguir la sunna, como el siguiente: ¡Vosotros que creéis! Obedeced a Allah, obedeced al Mensajero y a aquellos de vosotros que tengan autoridad (4:59). El versículo pone énfasis en la obediencia a Allah y al Mensajero. La repetición del imperativo obedeced indica que el Mensajero está autorizado a ordenar y prohibir, y que los musulmanes han de hacer lo que él diga. Además, a pesar de que se ordena la obediencia a los musulmanes que tengan autoridad, el Profeta tiene un derecho muchísimo mayor a ser obedecido.
Otro versículo dice: Obedeced a Allah y a Su Mensajero y no disputéis, porque entonces os acobardaríais y perderíais vuestro ímpetu. Y tened paciencia (8:46). La fuerza y la unidad de los musulmanes radica en la sumisión a Allah y a Su Mensajero. El Mensajero estableció la sunna viviendo el Corán, lo cual significa que es la única vía que su comunidad puede seguir. Sobre esta base, podemos decir que la Sunna es más exhaustiva que el Corán y más indispensable para llevar una vida recta en términos islámicos.
Los musulmanes sólo pueden obedecer a Allah y mostrar su amor por Él obedeciendo al Mensajero o siguiendo su Sunna: Di (Oh, Muhammad): “Si amáis a Allah, seguidme, que Allah os amará” (3:31); Realmente en el Mensajero tenéis un hermoso ejemplo para quien tenga esperanza en Allah y en el Día del Juicio Final y recuerde mucho a Allah (33:21); y muchos versículos más. Los que pretenden amar a Allah o creen que Allah les ama sin ceñirse a la Sunna están gravemente engañados y desviados.
Los musulmanes han de aferrase a la Sunna si desean mantenerse en el camino recto y evitar la desviación. Por ejemplo, un día, una mujer le dijo a Abdallah ibn Masud: “He escuchado que invocas la maldición de Allah sobre las mujeres que se tatúan el cuerpo, se quitan el vello facial, separan sus dientes para parecer más bellas y cambian la creación de Allah”.[2] Ibn Masud respondió: “Todo eso está en el Corán”. La mujer replicó: “Juro por Allah que he leído todo el Corán, pero no he encontrado nada relacionado con este asunto”. Ibn Masud le dijo: “Nuestro Profeta invocó la maldición sobre las mujeres que se ponen pelucas, que se añaden pelo postizo y que se tatúan el cuerpo. ¿Acaso no has leído: ‘Lo que os dé el Mensajero tomadlo, pero lo que os prohíba dejadlo’? (59:7)[3]
El Corán también declara lo siguiente:
Pero no, por tu Señor que no creerán hasta que no te acepten como árbitro en todo lo que sea motivo de litigio entre ellos (4:65).
El Corán ordena obediencia absoluta a los Mensajeros, ya que han sido enviados para guiar a la gente hacia la verdad en cada aspecto de sus vidas. Nuestra lealtad es para Allah, que ha enviado a Su Mensajero y nos ha dicho que le obedezcamos, no para aquel hombre personalmente: Y no hemos enviado a ningún Mensajero sino para que fuera obedecido con el permiso de Allah (4:64), y: ¡Vosotros que creéis! Obedeced a Allah y a Su mensajero y no os desentendáis de él (8:20).
La obediencia a Allah significa obediencia incondicional a lo revelado en el Corán. La obediencia al Mensajero significa seguir su modo de vida lo más cerca posible observando lo ordenado y lo prohibido tanto por el Corán como por el mensajero. La Sunna es un exhaustivo relato de su vida. Él dijo a su comunidad: “¡Cuidado! Me ha sido dado el Libro junto a algo semejante”.[1]
Según se menciona en 8:20, los musulmanes no han de apartarse del Mensajero. Por lo tanto, desobedecer, despreciar o criticar la Sunna equivale a cometer herejía o incluso apostasía. Muchos otros versículos hacen hincapié en la necesidad de seguir la sunna, como el siguiente: ¡Vosotros que creéis! Obedeced a Allah, obedeced al Mensajero y a aquellos de vosotros que tengan autoridad (4:59). El versículo pone énfasis en la obediencia a Allah y al Mensajero. La repetición del imperativo obedeced indica que el Mensajero está autorizado a ordenar y prohibir, y que los musulmanes han de hacer lo que él diga. Además, a pesar de que se ordena la obediencia a los musulmanes que tengan autoridad, el Profeta tiene un derecho muchísimo mayor a ser obedecido.
Otro versículo dice: Obedeced a Allah y a Su Mensajero y no disputéis, porque entonces os acobardaríais y perderíais vuestro ímpetu. Y tened paciencia (8:46). La fuerza y la unidad de los musulmanes radica en la sumisión a Allah y a Su Mensajero. El Mensajero estableció la sunna viviendo el Corán, lo cual significa que es la única vía que su comunidad puede seguir. Sobre esta base, podemos decir que la Sunna es más exhaustiva que el Corán y más indispensable para llevar una vida recta en términos islámicos.
Los musulmanes sólo pueden obedecer a Allah y mostrar su amor por Él obedeciendo al Mensajero o siguiendo su Sunna: Di (Oh, Muhammad): “Si amáis a Allah, seguidme, que Allah os amará” (3:31); Realmente en el Mensajero tenéis un hermoso ejemplo para quien tenga esperanza en Allah y en el Día del Juicio Final y recuerde mucho a Allah (33:21); y muchos versículos más. Los que pretenden amar a Allah o creen que Allah les ama sin ceñirse a la Sunna están gravemente engañados y desviados.
Los musulmanes han de aferrase a la Sunna si desean mantenerse en el camino recto y evitar la desviación. Por ejemplo, un día, una mujer le dijo a Abdallah ibn Masud: “He escuchado que invocas la maldición de Allah sobre las mujeres que se tatúan el cuerpo, se quitan el vello facial, separan sus dientes para parecer más bellas y cambian la creación de Allah”.[2] Ibn Masud respondió: “Todo eso está en el Corán”. La mujer replicó: “Juro por Allah que he leído todo el Corán, pero no he encontrado nada relacionado con este asunto”. Ibn Masud le dijo: “Nuestro Profeta invocó la maldición sobre las mujeres que se ponen pelucas, que se añaden pelo postizo y que se tatúan el cuerpo. ¿Acaso no has leído: ‘Lo que os dé el Mensajero tomadlo, pero lo que os prohíba dejadlo’? (59:7)[3]
El Corán también declara lo siguiente:
Pero no, por tu Señor que no creerán hasta que no te acepten como árbitro en todo lo que sea motivo de litigio entre ellos (4:65).
[1] Abu Dawud, “Sunna” 5.
[2] Esto incluye la cirugía estética para cambiar la forma de la nariz y los labios, la inserción de implantes mamarios y cualquier alteración de los rasgos corporales a través de la cirugía estética a fin de parecer más bello. Dichas operaciones son sólo permitidas en el caso de deformidad severa, tal y como quemaduras y deformidades.
[3] Muslim, “Libas” 120.
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