La Sunna se divide en tres categorías: oral, práctica y basada en el consentimiento.
La Sunna Oral. Esta categoría consiste en las palabras del Mensajero, las cuales proporcionan la base para muchos preceptos religiosos. Por citar algunos ejemplos:
• “No hay legado para los herederos”.[1] En otras palabras, no hace falta que la gente deje en testamento nada de su propiedad a sus herederos, ya que éstos heredarán de modo natural el grueso del patrimonio. Los legados se pueden realizar a favor de los pobres o de alguna institución de servicio social.
• “No hagas daño a los demás ni respondas a éste con más daño”.[2] Es decir, no te comportes de modo negativo ni perjudicial respecto a los demás, ni tomes represalias contra ellos ni devuelvas mal por mal.
• “Se da una décima parte de los plantaciones que crecen en los cultivos irrigados por la lluvia o los ríos; pero se da una vigésima parte de las que crecen en plantaciones irrigadas por la gente”.[3] El Corán ordena la caridad, pero no proporciona detalles de cómo otorgarla correctamente. Todas esas regulaciones están establecidas en la Sunna.
• “Un mar es aquel cuyas aguas son limpias y cuyos animales muertos está permitido comer”.[4] El Profeta dio esa respuesta cuando alguien le preguntó si se podía hacer wudu con el agua del mar. Esto ha sido la base de otras resoluciones.
La Sunna Práctica. Normalmente, el Corán establece sólo reglas y principios generales. Por ejemplo, ordena la oración y la peregrinación, pero no dice con detalle cómo realizarlas. El Mensajero, enseñado por Allah a través de la inspiración o a través de Gabriel, proporciona esta información por medio de sus actos. Su vida fue un largo y excepcional ejemplo a ser seguido por todos los musulmanes. Por ejemplo, el Profeta dirigió las oraciones diarias ante sus Compañeros cinco veces al día y les ordenó que rezasen tal y como el rezaba.[5]
La Sunna basada en el consentimiento. A veces, el Mensajero corregía los errores de sus Compañeros ascendiendo al púlpito y preguntando: “¿Por qué alguien ha hecho esto?”.[6] Cuando veía algo agradable en ellos, daba su aprobación explícitamente o se mantenía en silencio. Por ejemplo:
• Dos Compañeros que viajaban por el desierto no pudieron encontrar suficiente agua para hacer wudu antes de la oración, y por lo tanto usaron arena (tayammum). Cuando luego encontraron agua antes de que el tiempo de la oración hubiese transcurrido, uno de ellos hizo wudu y repitió la oración, mientras que el otro, no. Cuando más tarde preguntaron al Mensajero al respecto, dijo al que no repitió la oración: “Has actuado según la Sunna”. Luego, se volvió al otro y le dijo: “Para ti hay doble recompensa”.[7]
• El Mensajero dio la orden de que se marchara contra los Banu Qurayza, justo después de la Batalla de la Trinchera. Dijo: “¡Apresuraos! Haremos la oración de la tarde ahí”. Algunos compañeros, entendieron que debían de apresurarse y hacer ahí la oración sin demora. Otros comprendieron tan sólo que debían apresurarse hacia el territorio de los Beni Qurayza, y que podían rezar antes de partir. El Mensajero aprobó ambas interpretaciones.[8]
La Sunna Oral. Esta categoría consiste en las palabras del Mensajero, las cuales proporcionan la base para muchos preceptos religiosos. Por citar algunos ejemplos:
• “No hay legado para los herederos”.[1] En otras palabras, no hace falta que la gente deje en testamento nada de su propiedad a sus herederos, ya que éstos heredarán de modo natural el grueso del patrimonio. Los legados se pueden realizar a favor de los pobres o de alguna institución de servicio social.
• “No hagas daño a los demás ni respondas a éste con más daño”.[2] Es decir, no te comportes de modo negativo ni perjudicial respecto a los demás, ni tomes represalias contra ellos ni devuelvas mal por mal.
• “Se da una décima parte de los plantaciones que crecen en los cultivos irrigados por la lluvia o los ríos; pero se da una vigésima parte de las que crecen en plantaciones irrigadas por la gente”.[3] El Corán ordena la caridad, pero no proporciona detalles de cómo otorgarla correctamente. Todas esas regulaciones están establecidas en la Sunna.
• “Un mar es aquel cuyas aguas son limpias y cuyos animales muertos está permitido comer”.[4] El Profeta dio esa respuesta cuando alguien le preguntó si se podía hacer wudu con el agua del mar. Esto ha sido la base de otras resoluciones.
La Sunna Práctica. Normalmente, el Corán establece sólo reglas y principios generales. Por ejemplo, ordena la oración y la peregrinación, pero no dice con detalle cómo realizarlas. El Mensajero, enseñado por Allah a través de la inspiración o a través de Gabriel, proporciona esta información por medio de sus actos. Su vida fue un largo y excepcional ejemplo a ser seguido por todos los musulmanes. Por ejemplo, el Profeta dirigió las oraciones diarias ante sus Compañeros cinco veces al día y les ordenó que rezasen tal y como el rezaba.[5]
La Sunna basada en el consentimiento. A veces, el Mensajero corregía los errores de sus Compañeros ascendiendo al púlpito y preguntando: “¿Por qué alguien ha hecho esto?”.[6] Cuando veía algo agradable en ellos, daba su aprobación explícitamente o se mantenía en silencio. Por ejemplo:
• Dos Compañeros que viajaban por el desierto no pudieron encontrar suficiente agua para hacer wudu antes de la oración, y por lo tanto usaron arena (tayammum). Cuando luego encontraron agua antes de que el tiempo de la oración hubiese transcurrido, uno de ellos hizo wudu y repitió la oración, mientras que el otro, no. Cuando más tarde preguntaron al Mensajero al respecto, dijo al que no repitió la oración: “Has actuado según la Sunna”. Luego, se volvió al otro y le dijo: “Para ti hay doble recompensa”.[7]
• El Mensajero dio la orden de que se marchara contra los Banu Qurayza, justo después de la Batalla de la Trinchera. Dijo: “¡Apresuraos! Haremos la oración de la tarde ahí”. Algunos compañeros, entendieron que debían de apresurarse y hacer ahí la oración sin demora. Otros comprendieron tan sólo que debían apresurarse hacia el territorio de los Beni Qurayza, y que podían rezar antes de partir. El Mensajero aprobó ambas interpretaciones.[8]
[1] Ibn Maya, “Wasaya” 6; Tirmizi, “Wasaya” 5.
[2] Ibn Hanbal, Musnad, 1:313.
[3] Tirmizi, “Zakat,” 14; Bujari, “Zakat,”
[4] Abu Dawud, “Tahara” 41; Tirmizi, “Tahara” 52; Nasa’i, “Tahara” 47. Generalmente, el Corán prohíbe comer animales que no hayan sido degollados según las reglas islámicas. No obstante, la Sunna restringe esa regla general (mandamiento) permitiendo la consumición de animales que mueren en el agua.
[5] Bujari, “Azan” 18; Ibn Hanbal, 5:53.
[6] Bujari, “Salat” 70; Muslim, “Nikah” 5.
[7] Darimi, “Tahara” 65; Abu Dawud, “Tahara,” 126.
[8] Darimi, “Maghazi” 30; “Jawf,” 5.
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